La Jardinería, ese beneficio siempre criticado, desde el momento en que leí esta mañana este reportaje «Un 60% de las plantas invasoras proceden de la jardinería» (que por cierto me envió una amiga de nuestro FBforo de jardinería, Virginia Medina Alvarado) , una especie de irritación profunda me invadió. Irritación por la sarta de inexactitudes y la sacada de contexto de las informaciones. Esto es Babel amigos, nosotros plantamos «pulmones y bellezones» y nos tachan de plantar «invasoras, insectos y reptiles». Ya con sólo leer los titulares:
- PRIMERO «Un 60% de las plantas invasoras proceden de la jardinería» ¿y ya puestos a dar una cifra, por qué no el 100%?, después de todo, alguien las ha traído, por qué no «La Jardinería». Hombre, yo creo que, del mismo modo que la rata de cloaca (Rattus norvergicus) es noruega y nadie culpa a nadie de su profusión por todo el mundo, resulta duro culpar a «La Jardinería» de la profusión de las TERRIBLES plantas invasoras, que ni son tan terribles ni hay que dramatizar con esas macro cifras acerca de sus daños que dan los que se ganan la vida con esos sensacionalismos («políticos» y «científicos»). Las plantas invasoras proceden de las personas, no de LA JARDINERÍA, y demonizarlas es un ejercicio de «pasar a otro la patata caliente». Creo, sinceramente, que tienen más ventajas que inconvenientes. A los jardineros habría que pagarnos por el enorme beneficio que aportamos al entorno.
- SEGUNDO «La jardinería fomenta la entrada de gusanos e insectos en la tierra«. La tierra tiene que tener gusanos e insectos, sino, se trataría de una tierra muerta. Si el autor se refiere a que con el traslado de plantas de un país a otro se produce intercambio de flora y fauna, la respuesta es CLARO, como la tierra que traes en tus zapatos cuando viajas al Caribe a ponerte moreno, o la que traen los inmigrantes desde sus países de origen, y todo ello produce un enriquecedor mestizaje. Qué peligroso terreno es este del «racismo ambiental» (término acuñado por Martí Boada, Premio Pnuma 500 de la ONU, considerado el Nobel del Medioambiente). Los «criticones» de la Jardinería, igual que los que demonizan al ser humano por existir, ya que fomenta el calentamiento global, parece que tienen como objetivo cubrirse las espaldas con chivos expiatorios, a los que además, hacen pagar impuestos y más impuestos para paliarlo, cuando la palabra clave es «adaptación«, que es lo que llevamos haciendo todos desde que esta crisis nos azota. La Jardinería llena nuestra vida con la alegría de muchísimas especies alóctonas o exóticas (que no invasoras), como rosas, azaleas, camelias, gingkos, cipreses, geranios y muuchas más sin las que nuestra vida sería mucho más gris y monótona. Desde este FBforo siempre defendemos la belleza, utilidad y modernidad de la utilización de autóctonas, pero en combinación con las plantas «de toda la vida», y en esas comillas van nuestras ideas respecto a tener mucho cuidado con la discriminación de alóctonas, exóticas, inmigrantes o como se quieran llamar, perfectamente aclimatadas y desde luego con la discriminación de los modestos jardineros como nosotros.