Efectivamente, decimos Las algas, esas desconocidas, y eso que en el Jardín de Pepe Plana , en mi jardín, las hay y tal vez demasiadas, así que las conozco bien, porque a menudo las asociamos con suciedad, invasión, disminución de la estética… y nada tan lejos de la realidad. Desde luego, cuando aparecen en mi estanque me desespero y pienso «otro año a luchar para que estas pesadas no compitan con los nenúfares o las caltas», pero cuando pienso un poquito…
LAS ALGAS SON… ¡IMPRESCINDIBLES! Si no existieran las algas, este mundo sería muy distinto al que conocemos… para mal. Si lees el, tal vez, mejor y mejor explicado (más ameno) tratado de ecología jamás escrito («Gaia», James Lovelock, mi ídolo), te darás cuenta de que ellas, en alta mar, y mucho más que los bosques de tierra firme, nos proporcionan el oxígeno que respiramos y se llevan el CO2 a las profundidades. Además, agárrate,las algas, esas desconocidas, son las que hacen llover, mucho más que los árboles y los bosques. También son básicas en cocina (la gelatina se hace con algas), cosmética (las mejores cremas para el cutis) y casi todo alrededor de nuestra vida y nuestro bienestar.
Y ADEMÁS INTELIGENTES… Siempre he dicho, aún a riesgo de que me tomen por loco (lo cierto es que un poco loco estoy, por suerte), que las algas son inteligentes. Unos seres que cubren medio océano Atlántico (mar de los Sargazos) y mucha más superficie terrestre y acuática:
• realizando fotosíntesis, es decir sintetizando la luz del sol plácidamente mientras captan CO2 y sueltan O2.
• que realizan una función química azufrosa que atrae la lluvia,
• que permiten descansar y protegerse a las especies marinas y mixtas migradoras (sin algas no habría anguilas ¡ni angulas!)
• que son los primeros organismos vivos autótrofos (que no necesitan a «nadie» para sobrevivir) sobre este divertido Planeta; divertido a pesar de los agoreros que anuncian cataclismos continuamente… porque de eso viven. Me refiero a los estromatolitos australianos, descendientes de las primeras algas, hace 3500 millones de años, más o menos…
SON INTELIGENTES SEGURO, y yo tengo «la prueba»:
TEST DE INTELIGENCIA PARA ALGAS En el estanque de mi jardín, las algas dominantes son las «tortas», «plastas» o «euglenas» (Euglena sps). Dime si no son inteligentes;
• Cuando me acerco a ellas, rastrillo en mano para sacarlas a tierra firme donde morirán sin remedio… SE SUMERGEN.
• Cuando me meto en el agua con mis botas para echarles el guante, SE ALEJAN DE MÍ con una habilidad pasmosa. Las algas que me han tocado en suerte, a pesar de que forman unas «tortas» enormes, son unicelulares. Vistas al microscopio, cada una cuenta con un cilio vibrátil que… LE PERMITE DESPLAZARSE. Además, cada célula, bien verde por cierto, cuenta con vacuolas inundables y achicables que permiten FLOTAR O SUMERGIRSE con velocidad pasmosa. Resultado: cuando me meto al agua y notan mi influencia, se sumergen. Cuando me acerco a ellas y las sombreo, aunque sea mínimamente, se alejan de mi buscando más sol. ¡SON INTELIGENTES, CRÉEME!
CÓMO CONTROLARLAS Creo que te habré convencido de que las algas son maravillosas, aunque en tu estanque, fuente o piscina, estén dando la lata continuamente. Es imposible elimina o desterrar para siempre a las algas… SON MÁS LISTAS, ABUNDANTES E INSISTENTES QUE NOSOTROS. Pero podemos controlarlas. Plantas acuáticas de follaje flotante (no les permiten sintetizar luz). Filtros biológicos de rayos UV (matan bacterias y seres unicelulares). Algicida biológico (mata algas, respetando plantas y peces). Y desde luego, la infalible y respetuosa extracción manual, con rastrillo que enrolla las algas para sacarlas a tierra firme. Las algas, todo un Reino de la Naturaleza (Protista), que reinan en mi estanque y en mi corazón, a pesar de que son de un pesadito…
Aquí puedes ver mi estanque