Oruga procesionaria

Si tuviéramos que decidir la plaga más controvertida En el Jardín de Pepe Plana, posiblemente esta Oruga procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) que te traigo, sería una de las de más arriba de la lista. He comentado el tema con numerosos compañeros biólogos, agrónomos, ecólogos, y naturalmente jardineros, para conocer sus puntos de vista acerca del gran tema ¿matamos a la procesionaria, la dejamos tranquila, la controlamos…?

Desde luego, qué duda cabe, esta larva de Lepidóptero (mariposa), peluda y repulsiva, que causa estragos en las guías de los pinos del jardín durante el invierno, que devora las hojas de no pocas especies caducifolias en primavera, que te puede ocasionar un febrón si te descuidas y echas una siesta a la sombra de un ejemplar afectado, etc., etc., tiene todas las papeletas para ser atacada, masacrada y extinguida de nuestras vidas, pero…

• Resulta que es manjar invernal para no pocas especies de aves, y para ellas la estación fría y los comienzos de la primavera no serían los mismos sin esta fea… ¡pero llena de proteínas y jugos! oruguita.

• Además, si cuando esos pájaros se disponen a comer las larvas, encuentran en sus sistemas digestivos nuestros pesticidas, el resultado puede ser fatal para ellos.

• Sin contar con el efecto de destrucción indiscriminada que un insecticida puede efectuar en la fauna entomológica. Un antiorugas no reconoce la oruga procesionaria de otras muchas orugas beneficiosas a todos los niveles; el primero la belleza de las mariposas, el segundo su estupenda acción polinizadora, y hay muchos más.

Se diría que la procesionaria pasa el invierno cómodamente instaladas en sus bolsones. Échales un vistazo aquí:

Pero no es así. Ellas son muy trabajadoras y están muy ocupadas: deben alimentarse para crecer cambiando 4 veces de muda o envuelta quitinosa, hasta convertirse en esos orugones que pueden, por ejemplo, poner el hocico de un perro del tamaño de un globo. Para ello, salen cada día soleado de la bolsa y devoran las acículas terminales de los pinos donde se hallan instaladas sus casas de algodón. Casas de algodón súper fuerte; es muy difícil destruirlas.

Es preciso utilizar un cuchillo bien afilado para descubrir en su interior un buen puñado de larvas, en ocasiones un centenar, apiñadas para protegerse del frío. Pincha el vídeo que acompaño y descúbrelas ahí dentro.

Ahora llega el desenlace de nuestra duda ¿tratamos la procesionaria o la dejamos campar por sus respetos? Mis amigos de Quercus, la mejor y más clásica publicación sobre naturaleza, defienden la no actuación. Pero como nosotros somos jardineros…

• Debemos controlar la infestación de orugas en nuestros árboles del jardín, como medida sanitaria hacia nuestras especies vegetales y como práctica de seguridad para los habitantes del lugar, familiares, mascotas…

•  Los tratamientos preventivos en la época de puesta (septiembre-octubre), con ablandador de quitina, funcionan a la perfección sobre los huevos que no llegan a eclosionar. Estas acciones no dañan otras especies de insectos que no ponen sobre pinos ni en esa época.

• En el mercado encontrarás productos fitosanitarios, como BACTUR, Insecticida Procesionaria del Pino, de Massó, a base del principio activo Bacillus thuringensis, bacteria letal para las orugas y sin embargo inocua para personas, animales y otros insectos. Este producto es apto para agricultura biológica o ecológica.

• Si los bolsones o capullos ya están instalados, lo mejor es cortarlos y quemarlos en estufa cerrada o a favor del viento para no sufrir los aguijones desperdigados con el humo.

•  También son efectivos los tratamientos directos a los bolsones con insecticidas piretroides, inocuos para las aves.

• Sin comentarios hacia quien derriba las bolsas a tiros. No tenemos escopeta…

Para ver como descubrí las plagas y enfermedades del jardín puedes pinchar aquí y si quieres ver más de la oruga procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) aquí