Los Magnolios se preparan… …para una floración extra temprana más. Uno de los grandes atractivos de la primavera está… en el invierno. En él, florecen muchas bulbosas, las mimosas, las forsitias y, desde luego, los magnolios de flor (Magnolia soulangeana y más). A falta de flores, ahí van unos capullos en pleno engrose, promesa de una magnífica floración.
UNO DE LOS REYES DE LA PRIMAVERA…
MEJOR COMO EJEMPLAR AISLADO
La utilización más recomendable para un magnolio de flor en tu jardín es plantar ejemplares aislados de gran porte o realizando grupos con pies de tamaño más modesto. Un lugar perfecto para emplazarlos es en la mitad del césped, donde lucen sobremanera las flores, casi siempre con ciertos jaspeados de blanco. No resulta una planta fácil, ya que está amenazada por los típicos peligros de las especies de floración precoz, como los granizos, las heladas y los vientos fuertes, que pueden dañar los capullos y pétalos.

Los magnolios de flor como ejemplares aislados confieren un look perfecto de estética y calidad al jardín.
MUY POCOS PROBLEMAS
Unas hojas amarillentas indican mala asimilación de nutrientes por carencia de hierro, que puede deberse a suelos apelmazados y con un pH alto o textura muy arcillosa. Se impone entonces rellenar el terreno con sustrato ácido como tierra de brezo o castaño y añadir al agua de riego un reverdeciente con hierro en forma de quelatos.
Asimismo, pueden aparecer masas algodonosas que indican la presencia del inevitable pulgón primaveral. Este insecto invade tronco, ramas y raíces, mancha el suelo bajo el árbol por la melaza que fabrica y provoca a la planta tumoraciones y deformaciones que le generan debilidad. Suele aparecer con los primeros calores del verano. Tanto para prevenir como para tratar, pulveriza con un insecticida sistémico, que es absorbido por las hojas, y así quedarán inmunizadas contra las picaduras de estos áfidos.